Reseña
Desafiante, emblemática, “El baile de los que sobran” destacaría por su fusión entre el canto social y el rock, dando cuenta de la ruptura de paradigmas que encabezaría Jorge González no solo en el terreno de las ideas abordadas –el de la educación, en este caso–, sino también en el de la música popular chilena.
Publicada en el segundo disco de Los Prisioneros, en 1986 –apenas una semana después del atentado a Pinochet–, su denuncia sobre la situación de la educación chilena permanece aún hoy, treinta años después, vigente. Sus juegos de palabras, su valentía, sus novedosos recursos estéticos –sus representativos ladridos de perro–, son algunos de los rasgos que dan el tono a la fusión que señalábamos. Su fuerza, como se observa en la expresión “pateando piedras”, que titularía al álbum, calaría hondo en los corazones de los jóvenes de nuestro país.