Reseña
Concebida en tierras lejanas, la “Danza di Cala Luna” puede leerse como un canto a la acogida en otros parajes. Y es que su vitalidad es interpeladora: de melodía ágil y carácter festivo, esta creación atrapa rápidamente nuestra atención y nos invita a escuchar sus frases dialogantes, siempre instrumentales, para luego recordar o, sencillamente, disfrutar.
Entre arraigos y desarraigos, amores y desamores, esta canción se torna a ratos difícil de encasillar. Inspirada en el mundo sonoro de la isla de Cerdeña, su autor, Horacio Salinas, conjugaría en ella magistralmente lo culto con lo popular, lo latino y lo americano, historias de aquí y de allá, logrando aquella síntesis musical que constituye el sello quizá más nítido de su obra.
Publicada en 1984 en el disco Imaginación, se trataría así de una obra que abre una ventana al Mediterráneo, evocando también, por contraste, la dureza de nuestra historia nacional reciente. ¿La esperanza? Su final, cuya ineludible sonoridad andina nos recuerda la fuerza de nuestra riqueza cultural.